LA GOTA DE JOSÉ
Nada
en la vida es perfecto, comentaba Juan. Fíjate Emi, le decía a su nieto Emilio;
si analizas bien, en este pueblo nadie goza plenamente de su salud.
¿Cómo
sabes eso abuelo? ¡Hombre! Exclamaba. Aquí todo el mundo se queja de cualquier
molestia.
Ayer
por ejemplo, me encontré con José y me estuvo comentando sobre un dolor intenso
en el dedo gordo del pie derecho que le impedía movilizarlo y presentaba una
aureola rojiza, temperatura local alta e inflamación.
Le
pregunté que si había ido donde el médico y me respondió positivamente. Sin
pensarlo dos veces, le dije: seguramente te mandó a hacer exámenes de ácido
úrico o te recetó pastillas de Alopurinol y de Colchicina.
¡Sorprendido!
Emilio le pregunta a Juan ¿Por qué le aseguraste eso si tú no eres médico? Juan lo mira con ternura y sonríe. Mi querido
nieto, durante mi larga vida he estado atento a cosas que para otras personas
pasan por desapercibidas; conduciéndome las mismas a consultar documentos y
personas conocedoras del tema. Como verás, en el caso de José no dudo que tenga
una enfermedad conocida como gota, llamada así precisamente porque empieza por
el dedo gordo del pie acompañada por los otros síntomas que él me describió.
Emilio
observa y escucha con mucha atención a su abuelo, trata de comprender lo dicho
hasta ahora por Juan y, con prudencia le advierte nuevamente: abuelo usted no
es médico, además no ha visto los exámenes y si los pudiera ver no sabría cómo
interpretarlos. Juan se incorpora en su mecedora vieja como para mostrar una
actitud más convincente hacia su nieto. Inmediatamente le afirma: en la vida la
experiencia se obtiene por conocimientos repetitivos de las cosas y esas cosas
van dejando señales que le permiten a uno reconocerlas. He visto a una familia
completa cuyas labores eran el cultivo y comercialización de toda clase de
productos cárnicos sufrir de gota, evidentemente porque su base alimenticia
giraba alrededor de la carne de res, carnero y cerdo. Continuaba juan explicándole
a Emilio que los medicamentos que le recomendaban después de un examen de ácido
úrico eran los que él le mencionó a José. Tú tienes toda la razón al decir que
no soy médico pero tampoco se necesita ser un erudito para saber ciertos
aspectos de la vida…….. solo se necesita vivirlos con plenitud.
José
luís estrada flórez
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